En nuestra vida diaria, muchas son las cosas que nos llaman la atención por sus colores, sobre todo en los alimentos. Nos apetece mucho más un alimento que tenga un buen color, llamativo y bonito que algo más natural. Lo mismo pasa con la ropa e incluso con algunos medicamentos. Es mucho más llevadero tomarse un jarabe rojo con sabor a frutas que algo blanco y con sabor fuerte. Lo que no nos paramos a pensar es que todo ese atractivo se debe a una sustancia tan reconocida como los colorantes artificiales, y que estos en un consumo excesivo puede llegar a causar graves problemas para nuestra salud.
Tenemos que tener en cuenta que en realidad estos colorantes artificiales no son nada necesarios para nuestra dieta diaria, y aún más conociendo los peligros que tienen, podemos optar más por unos alimentos en nuestra ingesta que sean de procedencia orgánica. Bastará con mirar las etiquetas cuando vayamos a hacer la compra al supermercado para conocer los procedimientos químicos y no naturales que los productos que solemos adquirir pueden llevar en su composición.
Colorantes artificiales más peligrosos para la salud
Como hemos comentado y podemos comprobar en nuestra vida diaria, los colores más brillantes y bonitos hacen los productos más llamativos y apetecibles. Esta es una de las razones por la que a los niños les gustan tanto las gominolas de colorines, o los refrescos con color naranja. Lo que debemos conocer es que en la mayoría de los casos es poca la cantidad de frutas y verduras lo que llevan estos productos que a priori se parecen.
Los colores más brillantes y bonitos hacen los productos más llamativos y apeteciblesUno de los colorantes que pueden considerarse más nocivos para la salud es el Azul número 1. Este colorante artificial, consumido en grandes cantidades puede llegar incluso a creaer estirilidad masculina y cáncer, además de alergias múltiples. Se utiliza mucho en helados, pero además es tan simple como encontrarlo en unos vaqueros nuevos, esos que suelen desteñir en los primeros lavados.
En el caso de los niños, uno de los principales problemas se encuentra en el consumo del colorantes Rojo número 40. Este colorante artificial es muy habitual encontrarlo en gominolas y las patatas fritas, muchas veces combinado con los colorantes Amarillos 5 y 6, otros de los más nocivos. Estudios sobre el tema han llegado a la conclusión de que estos colorantes pueden llegar a provocar hiperactividad, más conocido como TDAH, trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Los colorantes amarillos, especialmente el número 5 y 6 están muy concentrados en alimentos como los cereales o los fideos instantáneos y son los principales culpables de multitud de alergias, además de crear episodios de asma e incluso problemas de visión.
Además se conoce que estos últimos colorantes artificiales de los que hablamos, tanto el rojo y el amarillo, están compuestos de una sustancia altamente conocida por ser cancerígenos. Esto no significa que la enfermedad se desarrolle por un consumo puntual, pero sí pueden llegar a darse casos si es una alta dosis diaria, muy superior a la saludablemente recomendada que oscila entre los 15 y los 60 mg por kg de peso corporal de la persona que lo consume. El colorante Rojo del número 40 es uno de los más difíciles de evitar puesto que lo podemos ver incluso en algunos medicamentos que incluyen el color y sabor fresa.
Son muchos los países que han llegado al punto de prohibir la distribución de algunos de estos colorantesPor último nos encontramos el colorante de caramelo, gran influenciable en los aficionados al dulce, ya que casi todos los alimentos de este tipo lo contienen, además de en bebidas tan consumidas como la de cola. Es el menos dañino de todos los que hemos mencionado, pero mezclado con otras sustancias como puede ser el amoniaco puede llegar a producir cáncer.
Por todos estos motivos debemos llegar a plantearnos qué es realmente lo que ingerimos en nuestra vida diaria y sobre todo qué le estamos dando a nuestros niños. Por esta razón son muchos los países que han llegado al punto de prohibir la distribución de algunos de estos colorantes, como el naranja, que se encuentra en poca circulación. Una dosis baja de esos colorantes arficiales no son dañinos, pero es mucho mejor mirar las etiquetas y si es necesario, recurrir a otro tipo de alimentos orgánicos, que, aunque no sean tan bonitos, seguro que son más sanos.
