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BIENESTAR EMOCIONAL

El fenómeno del niño hiperregalado y su efecto en la salud emocional

El fenómeno del niño hiperregalado y su efecto en la salud emocional
Mercedes Benito Alfonso
Última actualización: 19 Enero 2017
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La salud emocional de los niños se puede ver perjudicada cuando sufren el fenómeno del niño hiperregalado.

El fenómeno del niño hiperregalado y su efecto en la salud emocional

Hoy en día es frecuente que los niños reciban multitud de regalos en distintos momentos. Las generaciones de nuestros padres y abuelos, reducían la lista de regalos a fechas del año señaladas, cumpleaños y navidades. Los niños de ahora reciban multitud de regalos desde edades muy tempranas. Pero, ¿hemos cometido el error de pasar al extremo contrario? ¿Reciben nuestros hijos demasiados regalos?

Hoy en día es frecuente que los niños reciban multitud de regalos en distintos momentosHoy en día es frecuente que los niños reciban multitud de regalos en distintos momentos

Los expertos, psicopedagogos, psicólogos y pediatras, advierten del síndrome del niño hiperregalado, una tendencia peligrosa para el crecimiento emocional de los pequeños, que parece haberse instaurado las últimas décadas y que no resulta nada beneficiosa para el desarrollo de los niños. En Bekia te damos algunas pautas para conocer si tu hijo es un niño hiperregalado.

¿Existen los niños con exceso de regalos? ¿Por qué sucede?

¿Eres uno de esos padres que regalan demasiadas cosas a sus hijos? ¿O te has planteado que hacer muchos regalos a tu hijo puede suponer un daño en su salud emocional? De hecho, hacer demasiados regalos a los niños puede llegar a ser contraproducente, por raro que esto puede parecer. En los últimos tiempos se ha extendido cada vez más lo que los pedagogos han denominado el síndrome del niño hiperregalado. Son niños que reciben multitud de regalos por parte de sus padres o de los adultos que les rodean no sólo en fechas especiales, como puede ser cumpleaños o las navidades, también son premiados con regalos cualquier día y por distintos motivos. Los regalos son importantes en la vida del niño pero deben cumplir su función.

Los psicólogos explican el crecimiento de este fenómeno como consecuencia de distintos factores, tanto a cambios sociales como cambios en el modelo de educación de los pequeños de la casa. A unque a simple vista puede parecer algo inofensivo, esto puede tener efectos en el niño que en su mayoría no son nada positivos. Pudiendo llegar a afectar a su salud emocional, del mismo modo que a su salud física, debido a la gran relación que existe entre ambas, especialmente en los niños. Un niño hiperregalado mostrará consecuencias en su conducta a corto y largo plazo, teniendo repercusión en su desarrollo emocional, aún inmaduro.

¿Mi hijo es un niño hiperregalado?, cómo podemos detectarlo

La primera consecuencia que observamos de un exceso de regalos es el efecto anestesiante que le producen. El menor resta importancia al esfuerzo y la generosidad. Da por hecho que debe recibir regalos, y estos apenas le producen emoción, o desaparece a los pocos minutos, pasando a querer otra cosa. Eso ya no le satisface, demostrando insatisfacción continua, que se extiende a otros aspectos de su desarrollo emocional.

La ansiedad es un rasgo marcado en estos niños, rasgar el envoltorio y pasar a otra cosa de manera frenética. Con el tiempo esta ansiedad se manifiesta como un comportamiento compulsivo, siempre desea algo y se harta fácilmente de todo.

El niño se puede mostrar apático hacia sus regalos. Aparece tristeza, ya no quiere jugar con ellos, no le motivan. Muestra depresión, desolación, llanto irascible si no recibe regalos. Nunca está satisfecho, extendiéndose a otras áreas de su conducta. Demandante con los adultos que le rodean, los considera responsables a la hora de satisfacer sus deseos, más allá de los regalos. Siempre desea lo que otro niño tiene, constante insatisfacción por la vida. Usa el regalo como método de chantaje, especialmente en casos de padres divorciados o si el adulto quiere que él haga algo que entra dentro de sus competencias, los deberes o limpiar su habitación.

Todo ello se traduce en síntomas físicos como cefaleas, dolor de estómago, palpitaciones, mal patrón del sueño, insomnio, sensación generalizada de tensión, retorno a conductas infantiles ya superadas, enuresis nocturna, tristeza, depresión, carácter apático, problemas de rabia o ira.

Consecuencias a corto y largo plazo en la salud emocional del niño

La abundancia de regalos en la infancia no es nada favorable para la salud emocional del niño, pues perjudica de manera directa su maduración. El menor se vuelve inmaduro, insaciable y a la larga una adolescente y adulto insatisfecho. Los regalos parasarán a ser un modo de competición, que valora el número de cosas que posee por encima de otros valores. El niño se vuelve caprichoso y avaricioso, entrando en una constante competición con otros niños, deseando siempre lo que tiene el otro y esto hace que les cueste compartir.

Es un niño con un bajo nivel de tolerancia a la frustración. Que el niño reciba todo lo que quiera y desconozca el sacrificio que produce en ocasiones o el precio económico, hace que desarrolle una actitud egoísta y egocéntrica. No desarrolla la capacidad de manejar la frustración. Además resta valor al regalo, por lo que pueden desarrollar actitudes consumistas y materialistas. Asocian las muestras de afecto a recibir algo material o a conseguir lo que desean. Así que si no lo obtienen, piensan erróneamente que no son queridos. Del mismo modo que si cada vez que hace algo positivo le premiamos con un regalo, si no lo obtiene, cree que ha hecho algo mal. Genera en ello confusión y frustración.

La abundancia de regalos provoca la pérdida de ilusión y por tanto desarrolla apatía. Lo considera una obligación de los adultos y pierde la ilusión de recibir. El exceso de estímulos con regalos en fechas especiales, les sobrepasa, recibe más de lo que puede procesar, así que es incapaz de centrarse en cada uno y acaba desechando la mayoría.

Errores que cometen los adultos y cómo prevenirlos

- Usar el regalo como manera de mantener al niño contento. El niño es feliz cuando le regalan algo, si permitimos que asocie felicidad a regalos, de mayor pensará que sólo puede ser feliz si tiene regalos. Todo padre quiere que su hijo sea feliz, pero deberemos buscar otras cosas que puedan conseguir despertar su felicidad sin recurrir a lo fácil.

- El regalo como mecanismo de chantaje o método educativo. Cuando queremos que el niño haga algo, se comporte de determinada manera, o castigarle sin un regalo. Esto es contraproducente pues el niño usará el regalo también como arma de chantaje a sus padres, y no hará lo que se le pide si no le regalamos lo que quiere.

- Utilizar el regalo como manera de demostrar afecto o método para que el niño quiera más a un miembro de la familia que ha otro. El afecto puede demostrarse de muchas maneras y es esencial que el niño se sienta querido sin que exista un regalo de por medio.

- Desvirtuar el valor económico del regalo. Debemos enseñar al niño el valor económico que supone hacer un regalo. De lo contrario el niño nunca entenderá el sacrificio monetario que hacen sus padres o familiares.

- Usar el regalo como refuerzo positivo, devalúa el método de refuerzo como arma educativa. El regalo y el refuerzo pierden su función esencial y pedagógica. Si el niño se realiza las tareas, si saca buenas notas, si recoge su habitación, le regalamos aquello que ha pedido. Muchas de estas actividades son cosas que el niño debe aprender a hacer sin que obtenga beneficio alguno. Los refuerzos positivos no deben ser siempre un regalo.

 Regalar puede ser una experiencia enriquecedora para el niño Regalar puede ser una experiencia enriquecedora para el niño

- Regalar sólo cuando el niño quiera algo. El regalo como método para compensar el poco tiempo que pasamos con nuestro hijo como consecuencia del demandante ritmo de vida.

- El regalo como algo sólo material. Regalar puede ser una experiencia enriquecedora para el niño si le mostramos el valor sentimental de los regalos más allá del materialismo o le enseñamos lo satisfactorio que puede resultar regalar y no sólo ser regalado.

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