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SOFOCOS

¿Por qué nos dan sofocos en la menopausia?

¿Por qué nos dan sofocos en la menopausia?
Noelia Rodríguez Alvarez
Última actualización: 1 Mayo 2019
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Los sofocos son el síntoma más conocido de la menopausia, y podría estar relacionado con el cambio en el nivel de estrógenos.

La menopausia es un proceso por el que pasamos todas las mujeres llegada una determinada edad. Supone toda una serie de cambios para el cuerpo de la mujer, aunque alguno de ellos pueda pasar desapercibido. Hay dos fundamentales: por un lado, la evidencia de que se ha acabado la época fértil y de que no se podrá tener hijos, y por otro los sofocos, los temidos sofocos.

Cualquier mujer que haya pasado la fase de menopausia, o aún esté en ese momento, asegura que los sofocos son lo que peor lleva. Son conocidos por todas, sabemos que son prácticamente inevitables y, aún así, nos molestan sobremanera. Esos pequeños ataques de calor que llegan en el momento menos esperado y que son síntoma de que algo está cambiando.

Todos sabemos lo que son los sofocos asociados a la menopausia, pero no está del todo claro porque se producen. En este artículo desde Bekia nos hemos propuesto tratar de dar respuesta a todas las cuestiones relacionadas con la aparición de los sofocos en la mujer.

Una dieta sana y evitar consumir bebidas calientes nos ayuda a aminorar los sofocosUna dieta sana y evitar consumir bebidas calientes nos ayuda a aminorar los sofocos

¿Están los sofocos relacionados con las hormonas?

Es sabido que la menopausia se produce porque el cuerpo de la mujer, al llegar a cierta edad en que se acerca a la vejez, lo que experimenta es un descenso de hormonas. Ya en el climaterio la aparición de los primeros sofocos nos avisan de lo que se nos viene encima.

Vendrán acompañados próximamente de otra serie de cambios como la fatiga, la depresión, el cansancio... Todos ellos han sido asociados directamente con esa variación hormonal. ¿Los sofocos también?

La respuesta fácil, y a todas luces lógica, es que sí. Pero en realidad parece que no está tan claro. No hay nada que avale que sea así y en los últimos años el campo médico ha decidido ampliar el círculo de la investigación llegando a relacionar esa sensación repentina del calor con el corazón, incluso con enfermedades cardiovasculares.

Sofocos y corazón

Son varios los estudios e informes publicados recientemente en que se ahonda en esta relación. Puede que el más importante sea el trabajo desarrollado en Estados Unidos con una veintena de mujeres de entre 40 y 60 años que se encontraban en la menopausia y la postmenopáusica y aseguraban sufrir sofocos diarios.

Se monitorizó su frecuencia cardíaca y se descubrió que mientras sufrían uno de estos ataques repentinos de calor el sistema nervioso parasimpático no funcionaba del modo habitual, que había ciertas variaciones. La frecuencia cardíaca cambiaba en función de que se sufrieran sofocos en ese momento o no y cuando las mujeres se encontraban en el mismo estado.

Los estudios que relacionan los sofocos con posibles problemas de corazón no acaban de convencer del todo a la comunidad médica, que aún los mira con recelo a la espera de que nuevos descubrimientos en el futuro ratifiquen o desmonten esta teoría.

Así, para empezar, es sabido que prácticamente la totalidad de las mujeres que pasan por la menopausia sufren sofocos, así que su relación con el sistema cardíaco supondría reconocer que todas ellas tienen algún tipo de enfermedad cardiovascular. Esto no sólo sería chocante, sino también peligroso para la salud femenina.

Además, los sofocos se evidencian también durante el climaterio. De este modo son una constante tanto antes de la menopausia, como durante como posteriormente. Es un síntoma que se produce durante años, cuando se dan las alteraciones hormonales. De ahí que se hayan relacionado mas bien con esta variación de estrógenos.

Cuánto duran los sofocos

Uno de los aspectos positivos de los sofocos, posiblemente el mayor, es el hecho de que, según avanza el tiempo, el síntoma va perdiendo fuerza y acaba por desaparecer. Así, cuando más frecuentes son es en el climaterio y sirven a modo de llamada de atención para avisarnos de que se acerca la menopausia. Una vez finalizada ésta tienden a remitir.

Es también en la fase del climaterio cuando los ataques repentinos de calor se producen únicamente por la noche, con lo que a ellos se une la sensación de cansancio por no poder conciliar el sueño y descansar como se debe. Con el paso del tiempo se extienden a otros momentos del día. Por lo general el calor comienza a sentirse en el tórax y el cuello, sube a la cabeza y desde ahí se extiende a todo el cuerpo.

La duración de los sofocos depende de la mujer que los sufre. Unas los tienen más a menudo y otras de forma más escalonada. Algunas únicamente los sufren en el climaterio y la menopausia y otras también en el tiempo posterior a ésta.

La sensación de calor asfixiante, que puede venir acompañada posteriormente por una sensación de frío, suele durar en torno a cuatro o cinco minutos y se da varias veces al día. En ocasiones pueden llegar a durar media hora, con lo que las palpitaciones, ansiedad y nerviosismo en quienes la padecen se incrementa considerablemente.

Cómo sobrellevar los sofocos

Como hemos visto los sofocos se producen de manera diferente en una y otra mujer y algunas lo llevan mejor que otras. No existe hoy en día un tratamiento que permita eliminar por completo esta sensación repentina de calor, pero lo que sí se puede es tratar de mitigarla en la medida de lo posible.

Al asociarse con una pérdida de hormonas, el hecho de recibir parte de esos estrógenos perdidos con la vejez es un modo de plantar cara a los sofocos. Eso sí, se trata de un tratamiento supervisado por un médico, que ha de informar de su correcto uso y posibles efectos secundarios.

Hay otra serie de cuestiones que podemos controlar a fin de que los sofocos resulten algo menos agotadores. Así, procurar estar en ambientes no demasiado calurosos y, a ser posible, algo más fríos que de costumbre. Vestirse con varias capas de ropa para que sea fácil quitarse alguna prenda o no consumir bebidas demasiado calientes. De ese modo al sobrevenir el sofoco la sensación de calor no será tan agobiante.

Una vida sana, con ejercicio constante, no fumar y una alimentación saludable, también pueden ayudar a reducir los sofocos, eliminar el estrés y encontrarnos, en definitiva, en mejor forma durante la menopausia. Hay otra serie de técnicas alternativas como la acupuntura que pueden tener efectos beneficiosos.

Por último, hay un clásico que nunca falla. Lo mejor para combatir estos ataques de calor es aplicar gasas frías por el rostro o abanicarse. Así que durante esta etapa de la vida el abanico tiende a convertirse en el accesorio imprescindible de cualquier mujer.

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