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PARTO

Qué hacer si sufres violencia obstétrica

Qué hacer si sufres violencia obstétrica
María Isabel Baena González
Última actualización: 13 Octubre 2017
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La violencia obstétrica está aún muy invisibilizada, por eso es importante identificar cuándo estamos sufriendo un abuso por parte del personal médico en el parto.

La violencia obstétrica es un tipo de violencia de género especialmente desconocido, y que, pese a que muchas mujeres lo sufren, muy pocas lo denuncian. Porque se ve como normal en la mayoría de las ocasiones, como algo lógico. Se habla de violencia obstétrica cuando una mujer es privada de su autonomía durante el embarazo a la hora de decidir cómo quiere llevarlo; otro tanto de lo mismo sucede durante el parto. Violencia obstétrica es, por ejemplo, que a una mujer no se la deje decidir si quiere tomar o no calmantes durante el parto para evitar los dolores; cuando se le impone la epidural, hablamos de violencia obstétrica. Aunque no tiene por qué ser tan " extremo ". Cuando un familiar comienza a prohibir a la mujer que tome según qué alimentos, sin justificación previa, simplemente porque así se cuida la salud del feto, es violencia obstétrica.

El problema de este tipo de violencia hacia la mujer es que se silencia con demasiada facilidad, ya sea por los profesionales de la sanidad o por los familiares. Hay mujeres que viven sus partos (e incluso sus embarazos) como una auténtica tortura porque no pueden decidir cómo prefieren llevarlos. Hay quien preferiría, por ejemplo, que su parto fuera algo lo más privado posible; no obstante, tienen que soportar la entrada y salida constante de médicos de la sala, sin que puedan decidir nada. En ese momento de indefensión, de miedo, es poco lo que ellas pueden hacer para imponerse.

La violencia obstétrica puede ser llevada a cabo por profesionales sanitarios, pero también por la familia de la madreLa violencia obstétrica puede ser llevada a cabo por profesionales sanitarios, pero también por la familia de la madre

Se están comenzando a poner de moda los llamados partos respetados. En ocasiones, hay que acudir a centros especializados (privados casi siempre) para que se realicen este tipo de partos respetados. Pero, por regla general, los médicos todavía prefieren prescindir de la opinión del paciente. Aunque esto no es responsabilidad solo de los médicos, sino también de todos los que rodean a la mujer embarazada; porque la violencia obstétrica no es cosa solo de profesionales sanitarios. Pero, ¿qué podemos hacer si sufrimos violencia obstétrica?

Identificar y denunciar la violencia obstétrica

El principal problema de este tipo de violencia es que hay que saber identificarla, y esto no siempre es fácil. En muchas ocasiones, la mujer asocia esa pérdida de libertad con el hecho de estar embarazada, y ve lógico no poder decidir por sí misma porque cree que su cuerpo ya no le pertenece. Pero esto no es así: aún estando embarazada, aún llevando una vida en su interior, su cuerpo continúa perteneciéndole solo a ella. Ella es la única que puede tomar decisiones, ver qué es lo que más le conviene y lo que no, decidir sobre sí misma y sobre su bebé.

Para poder denunciar la violencia obstétrica, lo primero que debes hacer es identificarla. Debes saber que todo lo que atente sobre tu autonomía personal, y sobre cualquier decisión que puedas tomar sobre tu futuro bebé, es violencia obstétrica. Que te obliguen a comer una u otra comida es violencia; porque lo que pueden hacer es recomendar, sin necesidad de obligarte a hacer o dejar de hacer nada. Tú eres una mujer adulta, autosuficiente, y capaz de tomar decisiones por sí misma; no debes dejar que nadie decida por ti.

El hecho de que conforme tu hijo nazca te separen de él también implica violencia obstétrica, el no darte apoyo emocional en el momento del parto (cuando una mujer tiene las hormonas total y completamente revolucionadas, y no sabe bien cómo actuar), o incluso el inducir el parto sin que se te haya informado previamente; todo eso es violencia. Y una vez la identifiques, no debes callarte, sino levantar la voz y denunciarla públicamente. Para ello habla con los médicos, pon una hoja de reclamaciones, habla con instituciones especializadas que puedan indicarte por dónde debes moverte...

Existen varios recursos para que puedas exponer tu caso de violencia obstétricaExisten varios recursos para que puedas exponer tu caso de violencia obstétrica

Si has sido tratada por el sistema sanitario público, debes enviar el Servicio de Atención al Usuario del Hospital una carta, explicando el motivo de tus quejas. Haz copias de esa misma carta, y envíala también a la persona encargada del Servicio de Obstetricia, y también a la que se encargue de la sección de enfermería. Lo suyo sería que no pararas ahí, y que enviaras también copias al Defensor del Paciente, así como que te pusieras en contacto con los Servicios de Calidad y Atención al Usuario de la Consejería de Salud. Así te asegurarás de que todo el mundo esté al tanto de lo sucedido. Cuantas más quejas haya al respecto, más probable será que deje de suceder.

No te sientas culpable: estás siendo víctima. No eres ninguna exagerada

Probablemente lo primero que te dirán es que estás siendo una exagerada, que eso que sientes no es más que una depresión post-parto, que lo sienten todas las mujeres y que "no seas una histérica". Pero, ojo: no estás exagerando, no estás siendo una histérica, no es algo que tenga que pasar siempre así. Has sufrido violencia obstétrica, has vivido el que debería ser el mejor momento de tu vida (o uno de los mejores, al menos) de una forma totalmente distinta a la que tú hubieras querido. Y eso afecta a cualquiera.

Sí, estás en un momento hormonal complicado, pero eso no hace que tu cordura varíe en absoluto. No dudes jamás de ti misma, no te sientas culpable, y no dejes que te hagan luz de gas. Eres una mujer totalmente capaz, estás pasando por un momento complicado en el que necesitas el máximo apoyo posible, y es normal que lo pidas. Si tu familia no te aporta todo lo que necesitas, lo mejor que puedes hacer es acudir a un especialista, a un psicólogo. De esta forma, él o ella podrán explicarte mejor qué cambios está sufriendo tu cuerpo, cómo estos pueden afectarte y todo lo que necesites saber para sobrellevar mejor ese varapalo.

La violencia obstétrica, al igual que cualquier tipo de violencia, no son culpa de la persona que las sufre, sino de quien las ejerce. Nos hemos criado en un sistema en el que todo aquello propio de mujeres se menosprecia de forma sistemática, ya sea algo tan trivial como hacerse la manicura, o incluso algo tan vital (nunca mejor dicho) como dar a luz. Y ese es el problema, no tú.

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