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Señales de alerta de un ictus y qué debemos hacer

Señales de alerta de un ictus y qué debemos hacer
Sara Menéndez Espina
Última actualización: 25 Noviembre 2019
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Es muy importante identificar un ictus y avisar cuanto antes a los servicios de emergencia.

El ictus también es conocido como enfermedad o accidente cerebrovascular, y consiste en la interrupción repentina del flujo sanguíneo hacia el cerebro. Esta puede deberse a una obstrucción que no deja que la sangre llegue al cerebro, o a la ruptura de una vena o arteria cerebral, la cual provoca una hemorragia.

Existen, fundamentalmente, dos tipos de accidentes cerebrovasculares o ictus, dependiendo de cuál de los dos sea el motivo por el que el cerebro deja de recibir sangre. Así, tenemos:

  • Ictus isquémico. En él, lo que ocurre es que la sangre no accede hacia alguna zona del cerebro, entonces sus neuronas no reciben los nutrientes y el oxígeno necesarios para vivir y se provoca una lesión. Hablaríamos de trombosis si la arteria que lleva la sangre queda taponada por su engrosamiento, debido principalmente a la acumulación de grasas, al igual que ocurre en los infartos de corazón. Por otro lado, puede haber un trombo, es decir, un coágulo o depósito de grasa que viaje por el torrente sanguíneo, llegando a una arteria que no pueda traspasar y al tapone. En este caso se trataría de una embolia.

  • Ictus hemorrágico, también conocido como derrame cerebral. Lo que ocurre es que la rotura de un vaso sanguíneo o arterial en el cerebro provoca que la sangre se derrame por la cavidad craneal. Esa rotura se puede deber a hipertensión arterial, la ruptura de un aneurisma (una especie de globo que se forma a partir de la pared del vaso, haciéndola más fina y propensa a romperse), malformaciones en las venas o por traumatismos craneoencefálicos. El derrame cerebral supone el 20% del total de ictus, y su gravedad es mayor que en el isquémico, causando más muertes.

En el ictus isquémico, un trombo no deja pasar la sangre hacia el cerebroEn el ictus isquémico, un trombo no deja pasar la sangre hacia el cerebro

Señales de alerta de la presencia de un ictus

Debemos de estar atentos a si una persona empieza a sufrir los siguientes signos o síntomas:

  • Pérdida de fuerza en uno de los brazos y/o en una de las piernas. Aparece repentinamente, lo identificamos porque a la persona se le caen las cosas de la mano o tiene dificultad para caminar. Para asegurarnos, podemos pedirle que levante ambos brazos a la vez, y veremos que no es capaz.

  • Pérdida de simetría facial. Si intenta sonreír, uno de los lados no puede mover por igual ambos lados de la cara.

  • Dificultades al hablar. La persona sigue hablando, pero no articula bien las palabras no somos capaces de entender lo que dice.

  • Pérdida brusca de visión en uno o en ambos ojos.

  • Pérdida de equilibrio y estabilidad.

  • Dolor repentino de cabeza.

Las señales que debemos de tener en cuenta son las tres primeras. Ante cualquier sospecha, debemos mandar a la persona afectada que: hable, levante los brazos y sonría. Aun teniendo sólo uno de estos síntomas, debemos de llamar inmediatamente al servicio de emergencias y pedir una ambulancia, o llevar a la persona al hospital.

La detección precoz es fundamental

Es muy importante actuar con rapidez ante la ocurrencia de un ictus. Sus síntomas o señales son muy claras, existen varias campañas para que la gente los identifique para llamar, cuanto antes, a los servicios de emergencia para que su actuación sea lo más rápida posible.

La detección precoz del ictus es crucial para minimizar sus consecuencias y el riesgo de muerte. Dependiendo de la zona a la que afecte el ictus, las consecuencias serán diferentes, pero en general la persona afectada, si no recibe tratamiento rápido, puede perder algunas funciones cerebrales, que se traducirán en alteraciones motoras (parálisis del lado del cuerpo contrario al hemisferio dañado), del lenguaje (incluso pérdida del habla), de equilibrio y coordinación (si afecta al cerebelo), de la percepción del espacio, etc.

El tratamiento del ictus, ya sea hemorrágico o isquémico, debe llevarse a cabo antes de que pasen 3 horas desde su aparición. Así, ante el derrame cerebral, se administrarán medicamentos cuya función es taponar los vasos sanguíneos rotos, y en el embólico, se utiliza un fármaco fibrinolítico, que lo que hará será eliminar el trombo, permitiendo que la sangre vuelva a circular.

Cuanto más pronto se administre el tratamiento en esas tres horas, mejores serán los resultados. No obstante, existen vario factores que determinan la mayor o menor eficacia de la fibrinolosis, pero es necesario actuar con rapidez para maximizar las probabilidades de no sufrir consecuencias graves.

Es imprescindible llamar inmediatamente a una ambulancia o llevar al afectado a un hospitalEs imprescindible llamar inmediatamente a una ambulancia o llevar al afectado a un hospital

La rehabilitación después del ictus

Después de haber sufrido el ictus, y cuando la persona ya se encuentra estable, comenzará, en la mayoría de los casos, una fase de rehabilitación. Ésta se lleva a cabo por un equipo multidisciplinar, y estará orientada a recuperar algunas capacidades que se puedan haber perdido: motoras, del lenguaje, etc.

La rehabilitación debe ser precoz, por eso, si la persona que ha sufrido el ictus no ha recibido atención rápida, cuanto más tiempo pase menos probabilidades tendrá de poder recuperarse con rehabilitación.

En el cerebro, las neuronas están conectadas en forma de red, y aunque hay zonas especializadas en diferentes funciones (una para el habla, otra para la vista, otra para el movimiento de una parte concreta del cuerpo), estas no trabajan exclusivamente, y para cada función están implicadas a la vez muy diversas áreas. Por eso mismo, aunque alguna parte del cerebro haya resultado lesionada, y su función motora, sensorial o cognitiva se haya visto mermada, si empezamos cuanto antes a trabajar en la recuperación, otras zonas colindantes a le lesionada comenzarán a establecer nuevas conexiones entre neuronas y a adquirir esas funciones perdidas.

Así, la persona recibirá terapia física, para recuperar movilidad, ocupacional, para aprender a desenvolverse en la vida diaria, logopédica si ha perdido funciones del habla, farmacológica si es necesario, y también psicológica, para aprender a enfrentarse a la nueva situación, posible discapacidad y prevenir trastornos depresivos.

La recuperación puede ser total, parcial o muy pequeña, pero siempre hay que tener la rapidez necesaria para, como decíamos, minimizar las consecuencias más graves. Por ello, estate atento/a a las señales del ictus, y cuando las identifiques en una persona cercana a ti, no dudes ni un segundo en llamar a una ambulancia, independientemente de que la persona afectada no crea que sea necesario.

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