Las varices son una de las dolencias que más preocupan a las mujeres -los hombres las sufren en menor medida. Además de dolorosas son antiestéticas lo que hace que toda aquella persona que las padece quiera deshacerse de ellas. Pero antes de plantearnos eliminarlas hay que saber algo más sobre ellas.
En otro artículo de Bekia hemos hecho un repaso de qué son las varices, por qué aparecen y cuáles son sus síntomas. Una vez visto ya estamos preparados para entrar a conocer más acerca de los tipos de varices que hay y cuál es el mejor tratamiento para eliminarlas.
Ubicación de las varices
Existen dos formas de tipificar las varices, así que comenzaremos por la más simple: las varices según en qué parte del cuerpo se encuentren ubicadas. Por lo general tendemos a pensar que únicamente pueden aparecer en las piernas y no es cierto, aunque es verdad que son las más generalizadas.
Similares a estas son las varices testiculares, con las mismas características, con la salvedad de que se encuentran en una zona tan íntima, lo que resulta más discreto pero más doloroso. Lo mismo ocurre con las hemorroides, que no son otra cosa que varices anales.
También podemos tener varices en el esófago, las más peligrosas puesto que pueden provocar un sangrado masivo que lleve a la muerte de quien las padece.
Visibilidad de las varices
La otra clasificación de las varices viene en función de su visibilidad y se refiere, principalmente, a las de las piernas, que como ya comentamos son las más frecuentes. Así, nos encontramos con las superficiales. Son aquellas de pequeñas dimensiones, también llamadas arañas, que son visibles pero apenas tienen repercusión como dolencia.
En el lado opuesto están las tronculares. Son más visibles que las anteriores. Y también abultadas. Se trata de una dilatación mayor de las venas, que puede alcanzar diferentes grados.
Diagnóstico
Toda persona que padece varices lo descubre rápidamente, puesto que tienden a saltar a simple vista. Además, suelen venir acompañadas de pesadez de piernas, dolores, calambres y, en los casos más graves, úlceras.
Una vez descubiertas las varices y si la intención del que las sufre es eliminarlas lo mejor es ponerse en manos de un médico especialista. Este trabajo le corresponde al encargado de la cirugía vascular, quien deberá evaluar las varices y ver si puede darle algún tratamiento para eliminarlas.
Paliar los síntomas
A la hora de buscar un tratamiento para las varices lo que anhelamos no es tanto algo que las haga desaparecer, sino algo que mitigue las molestias que de ellas se derivan. Así, hay varias alternativas para soportar las dolencias asociadas, que se vuelven especialmente molestas en verano.
Para empezar está el tratamiento farmacológico, que busca aliviar los síntomas y también, al mismo tiempo, evitar que las varices vayan a más. Los compuestos químicos más utilizados contienen oxerutinas , diosmina y hidrosmina.
Los mismos objetivos tienen las plantas medicinales que pueden usarse en aplicaciones en crema o pomadas. Las más codiciadas son aquellas que contienen ginkgo biloba, ruscus, castaño de Indias, vid roja, y hamamelis.
Prácticas a evitar
Para tratar de paliar los síntomas no siempre es necesario recurrir a la medicina, ya sea la química o la natural. En ocasiones podemos conseguirlo modificando ligeramente nuestro comportamiento. Así, podemos comenzar por no permanecer muchas horas de pie ni en la misma postura, llevar una dieta equilibrada y consumir abundante agua.
Realizar ejercicio físico de una manera continuada también es uno de los modos en que se puede combatir las varices y evitar que aparezcan más. Lo mismo se consigue utilizando calzado cómodo, ropa no apretada y aplicando geles fríos o baños de agua fría. Los paseos por el mar también resultan de lo más calmantes para quienes sufren de varices en las piernas.
Tratamiento de eliminación
Hasta hace unos años la única forma conocida para eliminar las varices era someterse a una intervención quirúrgica, con todo lo que ello acarreaba. Ahora hay más de un tratamiento y alguno de los que vamos a ver resulta menos invasivo, más rápido y tiene un recuperación mucho más llevadera que el paso por quirófano.
Introducir, mediante pinchazos, una sustancia esclerosante, a la raíz de la variz, conocida también como microespuma. Es una simple inyección tras la que no se ha de permanecer hospitalizado ni alterar su vida normal, más allá de no exponerse al sol.
El láser también es un método efectivo para acabar con las varices. Resulta igual de cómodo, rápido y de fácil recuperación que el anterior. Ambos deben ser elegidos y ejecutados por un médico especialista, nunca de manera individual por el paciente.
Otros tratamientos
En el caso de las varices testiculares -conocidas también como variocele- se recomienda seguir un tratamiento cuando hay síntomas de atrofia o infertilidad. Lo más habitual es recurrir a algún tipo de cirugía (abierta o por laparoscopia) o a un procedimiento ambulatorio, menos invasivo, denominado embolización y que es similar a un cateterismo.
En el caso de las hemorroides existe un tratamiento farmacológico enfocado a paliar los síntomas de este tipo de varices. Los más habitual es aplicar cremas corticosteroides, aunque si los dolores son severos o hay sangrado el cirujano puede recurrir a una operación para reducir las varices.
En el caso de las varices esofágicas el riesgo del sangrado es aún mayor, con los problemas que de ello se derivan. De ahi que sea frecuente la intervención quirúrgica mediante endoscopia para localizar la variz que sangra. Se puede proceder a una ligadura con bandas endoscópicas (método más utilizado), inyectar sustancias esclerosantes o un pegamento tisular, conocido como cianoacrilato.