La anorgasmia es la incapacidad que tienen algunas mujeres para tener orgasmos. Es uno de los problemas más frecuentes en las mujeres que están relacionados con la sexualidad.
Este problema les ha ocurrido desde siempre a muchas mujeres, aunque solo en las últimas dos décadas cada vez más gente se ha animado a pedir ayuda. Anteriormente no solía buscarse por varios motivos, primero el desconocimiento del problema y también porque poco de sabía del orgasmo femenino, se quedaba desplazado a un segundo plano, detrás del masculino. Aparte de que la mayoría no se sentían cómodas hablando del tema.
La diferencia de la anorgasmia con otros trastornos sexuales es que el apetito sexual de la mujer está despierto y también disfrutan durante todo el encuentro, al contrario que en la frigidez femenina (que hay una dificultad para estimularse y poder disfrutar libremente), sin embargo son incapaces de culminar la relación sexual, lo cual puede ser bastante frustrante para ambas partes.
¿Por qué algunas mujeres no consiguen tener orgasmos?
Hay varias causas y explicaciones, las más comunes son:
1- Haber crecido en un ambiente prejuicioso con el sexo, como por ejemplo en una familia fuertemente arraigada en costumbres religiosas. Haber crecido en una familia en la que no se facilita información sexual si no que se ve como algo privado e incluso impuro favorece los prejuicios hacia el sexo, de forma que se vuelve un tema tabú y la mujer poco conoce de él por no decir nada. En el mejor de los casos, la mujer consigue informarse por otras vías y parte de los prejuicios se acaban eliminando, pero aun así, muchas veces acaban con un lastre, una especie de culpabilidad de la que no pueden desprenderse a la hora de ir a la cama. Cuanto más tiempo pase desde que la mujer se vuelve consciente de su problema más complicado será resolver el problema, aunque no desesperes porque nunca es tarde.
2- Estar viviendo una situación estresante. Las presiones en el trabajo, despidos, mudanzas, los problemas familiares, problemas económicos, muertes o enfermedades de seres queridos... Son solo algunos acontecimientos estresantes de la vida cotidiana a los que nos enfrentamos. Tanto hombres como mujeres son sensibles a los cambios del ambiente. Recuerda que en el sexo influyen un conjunto amplio de factores como el estado físico, el ambiente, el estado psicológico, etc. Cuando una persona está pasando por una situación de alto estrés emocional el cerebro segrega en altas cantidades una hormona llamada cortisol que es la que antiguamente se encargaba de preparar al cuerpo para luchar o huir ante una situación de peligro, por eso, con esta hormona en sangre nos aumentará la frecuencia cardíaca, la cantidad de sangre que se dirige a las extremidades, aumenta la frecuencia respiratoria, etc. Sin embargo, otros procesos como la ovulación, la digestión o la segregación de hormonas sexuales se para. Esos recursos que antes iban dirigido a esos procesos se paran para dar prioridad a aquellos que nos permitan escapar del supuesto peligro. Por eso, la ansiedad es completamente incompatible con la estimulación sexual.
3- Complejos físicos. El autoestima es la imagen que tenemos de nosotros mismos. Si es buena nos sentiremos a gusto, relajados y disfrutaremos libremente de nuestro cuerpo. Sin embargo, si es mala nos sentiremos inseguros y tendremos reparo a la hora de tener relaciones físicas con otros. Las mujeres que que tienen una baja autoestima pueden tener anorgasmia porque les cuesta dejarse llevar por la situación. Primero tiene que aprender a quererse a si misma y estar a gusto con su cuerpo.
4- Haber sufrido una experienia sexual traumática. Vivir un episodio de este tipo nunca se olvida y deja profundas secuelas en la víctima. Algunas mujeres pueden superarlo con mucho tiempo por si solas pero lo cierto es que normalmente quedan "residuos" que pueden entrometerse en las futuras relaciones. Cuando esto ocurre lo más recomendable es ir a un psicólogo que te ayude a superar el trauma, para que poco a poco vayas tolerando el contacto fisico de nuevo.
5-Trastornos físicos. Algunas enfermedades interfieren con la obtención del orgamo como la esclerosis múltiple, diabetes o lesiones en la pelvis y en la médula espinal. Por otro lado, los cambios bruscos hormonales también dificultan la obtención de los orgasmos, por ejemplo en la menopausia.
6- Medicación. Hay fármacos que pueden interferir con las relaciones sexuales. Algunos antipsicóticos, antidepresivos y calmantes musculares pueden influir tanto en el deseo como en la capacidad de tener orgasmos.
7-Falta de comunicación con la pareja. Tener confianza con tu pareja y sentirte libre para expresar tus gustos y preferencias es vital para poder tener una vida sexual plena. Este paso es el más importante (y el primero que debes de dar) si quieres acabar con el problema. La timidez y la falta de confianza en el otro son trabas que puedes encontrarte en el camino. De todos modos, acudir los dos a terapia de pareja os puede resultar beneficioso y ayudaros a comunicaros mejor.
Por otro lado, debes analizar tu vida sexual. ¿Practicas el coito frecuentemente? ¿Logras tener orgasmos mediante la masturbación? La falta de orgasmos pueden deberse a que algo va mal en tu relación, tal vez el sexo se ha convertido en algo rutinario y poco estimulante para ti. Si es así deberéis innovar pero también debes preguntarte si hay algo más de fondo. En el plano sexual no solo es relevante la parte física si no también la emocional, el como te encuentres con esa persona.
8- Conoce tu cuerpo. Atrévete a explorar y descubre que es lo que te gusta. Las mujeres que han vivido en un ambiente familiar prejuicioso (sexualmente hablando) puede que no hayan tenido esa oportunidad, pero nunca es tarde. Se sabe que el 80% de las mujeres tienen orgasmos mediante la estimulación del clítoris. Es más, el orgasmo vaginal normalmente se consigue a través de la estimulación indirecta del clítoris durante el coito. Muchas mujeres desconocen este dato y puede suponer un problema porque la estimulación del clítoris durante la penetración facilita en gran medida la llegada. Aumentar el tiempo de los preliminares o la estimulación durante el coito será de ayuda.