En Bekia Salud ya explicamos qué era la hernia inguinal, cuáles son sus tipos más comunes de aparición y cómo prevenir las dolencias y la formación de esta. En el siguiente artículo, te mostramos las causas principales y los síntomas más característicos que tienen de constituirse.
Importancia de la exploración física
Cuando hablamos de una hernia inguinal, todo el mundo puede relacionar esta enfermedad con la zona del bajo vientre abdominal. Por lo tanto, su localización es sencilla. Además, tiene una detección muy rápida que se puede hacer mediante una exploración física -mejor si es realizada por un médico de manera profesional-.
Esta se produce cuando la pared abdominal, justo entre la zona del bajo vientre donde se sitúa el intestino delgado y la parte de los genitales, sufre un desgarro o fisura que modifica la colocación de este órgano. Cuando parte del intestino sobresale por dicha cavidad, se está hablando de una hernia inguinal.
Tipos y sus causas principales
Lo cierto es que este tipo de afección se presenta con más naturalidad en los hombres que en las mujeres. En su caso, la mayoría de veces es debido a un tema puramente genético, ya que se produce una leve fisura mal cerrada en el canal inguinal durante la gestación de un feto varón. En se caso, el tipo de hernia del que estamos tratando es congénita o inguino-escrotal. Aunque el desarrollo de una durante el proceso de gestación también puede darse en los fetos femeninos.
En el caso de las mujeres, aunque es cierto que son menos propensas a desarrollar una hernia inguinal, sí que pueden aparecer otro tipo parecido. Entre ellas, la inguino-crural o femoral, que se encuentra cerca de la zona, pero más cerca de la pierna. Esta tiene una causa común: los embarazos múltiples. Una mujeres que haya gestado más veces de lo habitual, puede llegar a padecer un debilitamiento de la pared abdominal por los partos.
Existen otro tipo de dolencias producidas por una hernia inguinal que se crea en el periodo de recuperación tras una operación. Cuando se realiza una incisión o varias intervenciones sobre la zona del abdomen, puede que esas heridas no cicatricen bien. Nos referimos a las hernias adquiridas o postoperatorias, ya que una mala cura de estas heridas pueden llegar a crear una fisura en la pared abdominal.
Luego aparecen los tipos de hernia inguinal dependiendo de determinadas causas y distintas formas de presentación. Entre sus principales creaciones está la fuerza excesiva en la zona del abdomen, así como estornudos o tos crónica, levantar mucho peso o hacer grandes esfuerzos sobrecargando esta región muscular, y padecer problemas de estreñimiento crónico.
Según su morfología
Estas son las más comunes, pero su detección depende de la clase de hernia que padezcamos. Cuando el tipo de hernia inguinal depende de la forma y el tamaño de la cavidad que presenta la fisura, se puede estar hablando de una hernia reductible, incoercible, estrangulada o incarcerada.
La primera, la hernia reductible, es fácil de detectar, ya que se presenta en forma de bulto -que es parte de nuestro intestino delgado- que sobresale pero vuelve a su sitio si ofrecemos una leve presión con el dedo. En el caso de comprimir la protuberancia hasta su lugar y luego volver a sobresalir, estaríamos hablando del tipo incoercible.
Por otro lado, existe un bulto o hernia que no es posible de devolver a su posición natural, sino que aparece fuera de su sitio. Es más conocida como hernia inguinal incarcerada. Esto ocurre varios motivos, entre ellos es porque podríamos estar sufriendo otro tipo de dolencia en los órganos de la zona abdominal.
Por último, la conocida como hernia estrangulada es aquella que, además de padecer la fisura en la ingle, una de las causas de que emerja es producido por una mala circulación sanguínea en los intestinos. Normalmente es por la presión que estos tienen en su posición natural y que necesita de una intervención quirúrgica urgente.
Consultar el historial médico familiar
El tamaño de la hernia, por lo tanto, dependerá del grado de complicación que se padezca o del tamaño de la fisura que tengamos en la zona inguinal. Así que, recolocando los órganos internos afectados de la región abdominal mediante una intervención quirúrgica, dejaremos de padecer esos molestos dolores que pueden aparecer con una hernia inguinal.
Aun así, se puede tener especial cuidado en la formación de estas protuberancias dependiendo de los antecedentes genéticos, es decir, si hay personas de tu entorno familiar que haya padecido alguna vez una hernia inguinal. También si se padece sobrepeso, fibrosis quística, tos o estreñimiento crónicos o un agrandamiento de la próstata en el caso de los varones.