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CAMBIOS DE ESTACIÓN

¿Cómo podemos prepararnos para el cambio de estación?

¿Cómo podemos prepararnos para el cambio de estación?
Sara Poyo Lorenzo
Última actualización: 29 Noviembre 2015
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Te explicamos cómo afrontar adecuada y eficazmente el cambio de estación, para que no te pille con las defensas bajas.

Estamos en pleno cambio de estación. Desgraciadamente tenemos que cambiar las camisetas y pantalones cortos por chubasqueros y jerséis. El verano se ha ido definitivamente y el frío empieza a aparecer. Al igual que el tiempo cambia nosotros también debemos adaptarnos.

Adaptarnos psicológicamente

No debemos descuidar nuestro estado anímico. Todas las personas sufrimos en mayor o en menor medida cambios en nuestro ánimo con la llegada del otoño, raro ¿verdad? Hay una explicación. Nuestro cuerpo produce muchísimas hormonas que nos ayudan a adaptarnos al ambiente, una de las más importantes se llama melatonina, y es la que se encarga de regular el sueño, el hambre y la temperatura corporal de nuestro cuerpo. Se produce en los centros cerebrales de estimulación, que están conectados con el sistema hormonal. Cuantas menos horas de luz haya más melatonina producirá nuestro cuerpo para ayudar a nuestro cuerpo a adaptarnos. El problema es que cuando se segrega melatonina disminuye la concentración de la serotonina, otra hormona, solo que está muy relacionada con el estado de ánimo. Eso ayudaría a explicar porque todo el mundo está "más decaído" al comienzo del otoño. Las personas que ya han sufrido una depresión son más sensibles a estos cambios de estación.

Adaptarnos físicamente

Para empezar tenemos que aumentar nuestras defensas porque esta es la época perfecta para pillar un buen constipado debido a los cambios de temperaturas. Con el frío nuestro cuerpo necesita más calorías para poder mantenerse caliente. Si no nos cuidamos lo suficiente seremos más vulnerables ante los virus y gérmenes, debido a las bajas defensas que podamos tener, el hacinamiento en transportes públicos y una mayor concentración de humedad en el ambiente, que promueve la reproducción de virus.

Mujer abrigadaMantener la cabeza y el cuello abrigados y llevar siempre un paraguas plegable encima es la mejor opción

¿Qué podemos hacer para adaptarnos a la nueva estación?

1- ¡Abrígate bien!

A veces los cambios de temperaturas son tan bruscos en otoño que no nos los esperamos. El día anterior íbamos por la calle con apenas una chaqueta porque hacia 20 grados, nos levantamos al día siguiente dispuestos a ponernos un atuendo parecido pero aunque no llueve, hace como 6 grados menos. No te dejes engañar por lo que veas a través de la ventana y acostúmbrate a mirar el tiempo la noche anterior, te evitarás sorpresas desagradables. Incorpora como habituales en tu bolso un paraguas plegable y un pañuelo para el cuello, nunca sabes como va a terminar el día.

Por otro lado, en cuanto el frío empiece a ser habitual lleva siempre bufanda y gorro, sobre todo en las zonas más frías, la garganta es una zona delicada que es importante proteger de las corrientes de aire y la cabeza es la zona del cuerpo por el que se pierde más calor.

Acostúmbrate también a quitarte la chaqueta cuando entres en los transportes e interiores y ponértela de nuevo ANTES de salir. La mayoría de los resfriados se producen principalmente por los cambios de temperaturas. Cuando cambiamos rápidamente de un estado de calor a frío nuestro cuerpo tiene que gastar mucha energía para adaptar la temperatura corporal al medio, produciendo una bajada en nuestras defensas temporalmente, en ese momento somos más vulnerables a los virus del ambiente.

2-Acondiciona la casa

Aunque estés en casa también tienes que cuidarte y evitar descuidos tontos. Por ejemplo, si te quedas leyendo, viendo la tele o delante del ordenador tápate la garganta o ponte una manta por encima. También tapa las rendijas que pueda haber entre los marcos de la ventana y pon alfombras en los suelos con baldosas.

Tampoco debemos descuidar nuestra forma de abrigarnos en casa. Si por las noches tiendes a destaparte mientras duermes cúbrete el cuello con un pañuelo suave para evitar coger frío. Usa unas zapatillas con refuerzo por debajo y no vayas nunca solo con calcetines. Si estás mucho tiempo delante del ordenador puedes usar guantes sin dedos para cubrirte las manos. En cuanto a la ropa acostúmbrate a llevar siempre varias capas encima, tanto para la parte de arriba como para la de abajo, además así ahorras en calefacción los días que no sean tan fríos.

3- Evita contagios

Para ello lávate las manos frecuentemente con agua y jabón, sobre todo cuando vuelvas de transportes públicos y sitios en los que estás en contacto con otras personas. Intenta taparte con un pañuelo al estornudar o con el codo en vez de con la mano. Evita tocarte la cara porque los ojos y la boca son las zonas por las que más virus entran en nuestro cuerpo (y las manos las principales transmisoras de gérmenes). Por último, ventila frecuentemente los lugares cerrados.

4- Haz deporte de manera regular

No tiene porque ser intenso, hacer jogging y caminar es algo que casi todo el mundo puede hacer. Ve caminando al trabajo, prefiere las escaleras en lugar del ascensor... Si el tiempo es muy malo puedes apuntarte a alguna actividad cubierta un par de días por semana. Pero no salgas directamente a la calle tras la sesión de ejercicio. Si no, el contraste calor-frío te bajará las defensas y serás más vulnerable. Espera un rato hasta abandonar el lugar. Igualmente, si sales fuera a practicar ejercicio tienes que abrigarte bien con ropa deportiva para no coger frío.

Legumbres y verdurasDebemos lavarnos las manos con frecuencia, y aumentar el consumo de legumbres, verduras, fruta y lácteos.

5- La alimentación es la piedra angular

Una alimentación saludable, variada y rica en nutrientes es la pieza clave que nos permitirá tener una defensa de hierro. En otoño tenemos que mantener una dieta equilibrada pero ligeramente mayor en cuanto a grasas y proteínas para compensar el mayor gasto del cuerpo para mantener la temperatura. A continuación algunas recomendaciones:

-Incorpora legumbres como las lentejas, garbanzos, alubias... En verano los guisos y los cocidos se suelen comer menos por el calor pero ahora que vuelve el frío es una buena idea retomarlos. Además en concreto las lentejas tienen hierro y mejorará nuestras defensas.

-Aumenta el consumo de lácteos. Son ricos en proteínas y también en vitamina D, ya que ahora vamos a encontrar más difícil su obtención debido a que hay menos horas de sol al día.

-La fruta no puede faltar. Sobre todo los cítricos que son ricos en vitamina C. Las naranjas, mandarinas y kiwis son frutas de temporada, por lo que no tendrás dificultad para encontrarlas. El plátano por otra parte, contiene serotonina por lo que contribuirá a mejorar tu estado de ánimo.

-Las verduras son imprescindibles. Hay verduras que también contienen altas dosis de vitamina C, como la calabaza y el pimiento (da igual el color). El calabacín por su lado tiene gran contenido en vitamina A y nos ayudará a proteger los dientes, huesos, ojos y piel. Por último, la lechuga y la valeriana son alimentos que ayudarán a relajar a aquellas personas que por la vuelta al trabajo o por el decaimiento del propio otoño sufren estrés y ansiedad. Tomar lechuga por la noche te garantizará un sueño profundo porque contiene una sustancia llamada lactucario (con efectos sedantes parecidos a los del opio pero en concentraciones muy pequeñas y sin ser adictiva).

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