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INCONTINENCIA FECAL

Qué es la incontinencia fecal

Qué es la incontinencia fecal
Noelia Rodríguez Alvarez
Última actualización: 5 Agosto 2016
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La incontinencia es algo conocido por todos, sobre todo cuando se trata de incontinencia urinaria, pero, ¿sabes qué es la incontinencia fecal?

La incontinencia es algo conocido por todos y que afecta a un gran número de mujeres en el mundo. Pero todos conocemos la incontinencia urinaria, que se da especialmente en determinados momentos como puede ser un embarazo o la menopausia. Pero no es la única incontinencia que existe. Si la urinaria se refiere a la incapacidad de controlar la orina la incontinencia fecal es la incapacidad de controlar los esfínteres.

Se trata de una circunstancia aún más incómoda que la anterior y que puede llegar a limitar tremendamente la vida de quien la padece, puesto que no puede desarrollar una actividad diaria normal a causa del descontrol de sus intestinos. Eso sin contar cómo puede afectar a su propia autoestima y que se puede auto imponer una serie de limitaciones en sus relaciones con los demás.

La incontinencia fecal, que presenta numerosas similitudes con la urinaria, supone la pérdida de control por parte del individuo a la hora de ir al baño. El afectado no tiene control alguno sobre el momento de defecar y puede asaltarle en cualquier momento la necesidad de acudir al baño. Son varias las causas que explican la incontinencia fecal que, aunque puede afectar a cualquier persona y a cualquier edad, es más común entre mujeres y personas de edad avanzada.

Síntomas más comunes

A simple vista la incontinencia fecal puede ser confundida con la diarrea, con la que puede ir pareja pero no es lo mismo. Para evitar confusiones vamos a ver alguno de los síntomas más comunes de este tipo de incontinencia, más allá de la necesidad urgente y descontrolada de acudir al baño muchas más veces de lo que se considera normal.

La incontinencia fecal puede ser un gran problema para quien lo sufreLa incontinencia fecal puede ser un gran problema para quien lo sufre

Cuando al hacer un esfuerzo físico o al tener gases se escapa una deposición de modo totalmente descontrolado se trata de incontinencia. Lo mismo ocurre cuando después de haber ido al baño se sufre una pequeña pérdida de heces o se detecta que hay un descontrol absoluto sobre los intestinos y la necesidad de acudir al baño.

Ante la aparición de estos síntomas lo más recomendable es acudir al médico de cabecera para que estudie el caso en particular a fin de realizar un diagnóstico y poder iniciar un tratamiento para controlar, en la medida de lo posible, la incontinencia fecal.

Motivos de la incontinencia fecal

Hay determinados medicamentos que pueden provocar una incontinencia fecal, especialmente si se abusa de ellos. Los laxantes pueden debilitar también los músculos, al igual que otros fármacos utilizados para tratar enfermedades relacionadas con los intestinos. En el caso de que la incontinencia venga derivada de este tipo de tratamientos bastaría interrumpirlos para solucionar el problema y recuperar la normalidad.

Por otra parte se pueden dar circunstancias tales como que la persona -habitualmente ocurre en las de avanzada edad y que pueden tener demencia senil- ha perdido el control mental para identificar la señal que llega al cerebro de que necesita ir al baño. También puede ser que las heces sean extremadamente líquidas, lo que supone que se pierda también el control sobre ellas.

En el caso de los niños pequeños también puede darse incontinencia fecal, que responde a motivos físicos o psicológicos y que habitualmente se conoce como encopresis.

Existen tratamientos para la incontinencia fecalExisten tratamientos para la incontinencia fecal

Tratamiento

A la hora de afrontar la incontinencia fecal existen diversos tipos de tratamiento, en función de cuál sea el motivo su aparición, así como lo crónica que pueda llegar a ser esta circunstancia. En ocasiones basta con dejar de tomar los medicamentos que causan el problema y un cambio de alimentación, incluso se han conseguido buenos resultados al tomar medicamentos contra la diarrea, puesto que ayudan a controlar las heces.

Hay alimentos que ayudan en ese control, puesto que consiguen defecaciones más sólidas. Es el caso de frutas como la manzana o el plátano, frutos secos y productos lácteos como el queso o la mantequilla.

También se puede tratar de crear una rutina diaria para ir al baño a determinados momentos del día, de modo que se 'enseñe' a los intestinos a tener una especie de horario de modo que no se produzcan urgencias en cualquier momento del día.

Al margen de esto, cuando la incontinencia fecal se vuelve severa y no se consigue controlar existe la opción de realizar una intervención quirúrgica. Hay varias opciones, desde una esfinteroplastia, por la que se reparan los músculos que están dañados para que vuelvan a funcionar con normalidad, hasta una colostomía, que consiste en conectar al colon una bolsa que recogerá los esfínteres. Ésta opción es la a la que se recurre en última instancia.

También se puede colocar un esfínter artificial en el ano que imite el músculo dañado o colocar un pequeño tubo en el intestino por el que se administrará a diaria un enema para limpiar las heces.

Las opciones quirúrgicas no son complicadas, pero en la mayor parte de los casos delimitarán la vida del paciente a posteriori, por lo que se recurre a ellas sólo en caso de extrema necesidad.

Consecuencias sociales

El miedo puede hacer que el paciente limite cada vez más sus salidas al exterior y empiece a perder el contacto con otras personas. Esto puede hacerse fruto del miedo a que ocurra algo pero también de forma involuntaria, lo que puede hacer que acabe cayendo en una profunda depresión.

Es por ello que resulta de vital importancia que en el momento en que se empiezan a detectar los síntomas de la incontinencia fecal se acuda al médico para iniciar, cuanto antes, el tratamiento. En numerosas ocasiones se trata de un episodio puntual que puede ser solucionado sin intervención quirúrgica y con cierta rapidez para alivio del paciente.

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