La diarrea consiste en un aumento desmedido de las deposiciones que hacemos. Esto puede variar de una persona a otra pues no existe un número máximo de veces para ir al baño a lo largo del día. Una persona de media, puede ir unas 2 o 3 veces, pero hay personas que de forma natural, sin padecer diarrea puede acudir más veces, por eso es algo subjetivo y personal. Por eso debemos de tener como referencia nuestro ritmo intestinal habitual y preguntarnos si este ha aumentado.
También, aunque la frecuencia no aumente, podemos padecer una diarrea si la cantidad aumenta drásticamente, así como el cambio en la textura y consistencia de las deposiciones. Generalmente sufriremos una deshidratación, por lo que nuestras heces serán más liquidas o pastosas.
Lo primero que debemos de saber, es que la diarrea es un mecanismo defensivo del cuerpo ante la detección de alguna sustancia potencialmente peligrosa para nuestro organismo. Esto significa que nuestro intestino, sabiamente, comenzará la hidratación para tratar de eliminar, mediante el agua, la sustancia que puede resultar potencialmente dañina. Es por eso, porque es un mecanismo defensivo por lo que los médicos no aconsejan medicarse a la primera de cambio. Si padecemos un episodio de diarrea puntual, ha sido a consecuencia de alguna mala comida o mala digestión, pero en unas dos horas volveremos a encontrarnos perfectamente. Esto no quiere decir que dejemos pasar la situación sin más, en caso de continuar sintiéndonos con malestar de estómago, calambres intestinales, acidez, sudoración fría, deberemos de tomar precauciones.
Por ello, lo que debemos de hacer cuando tengamos diarrea es cuidar la ingesta de alimentos, sea un episodio puntual o tengamos algún problema más severo, no debemos agravar la situación, regalándonos una comida o cena copiosa o picante después de tener diarrea, la idea es no agravar la situación y tratar de que nos dure lo menos posible.
Otra cosa que debemos de tener en cuenta es la hidratación. Como decíamos, el intestino hidrata lo máximo posible nuestra deposiciones con el fin de eliminarlas lo antes posible, lo que significa que no solo vamos a perder agua, sino que vamos a dejar de tener hidratación mediante la reabsorción de sustancias en el intestino, una doble perdida. Es por eso que mantener una hidratación adecuada y beber mucha agua y líquidos en general nos ayudara a mantener hidratado el cuerpo y no agravar la situación.
Posibles causas de la diarrea
La diarrea no surge sin más, sino que es derivada de algo que está ocurriendo en el cuerpo. Algunas de las principales causas son:
- Gastroenteritis vírica. Esta se produce por la presencia de algún virus en el tubo intestinal. Aunque es una causa que se puede dar a lo largo de toda nuestra vida es más común en períodos de lactancia y durante la infancia, ya que el sistema inmunológico no está preparado para combatirlo aun.
- Toxiinfecciones alimentarias. Estas son algunas de las más comunes. Se produce por consumir bebidas o alimentos en mal estado con presencia de microrganismos patógenos. Algunos de los microorganismos más comunes son la Salmonella y el Campylobacter, la Escherichia coli, el Bacillus cereus y el Clostridium. En estos casos además de la diarrea padeceremos vómitos y nauseas.
- En relación con el anterior punto, también podemos sufrir diarrea por intolerancias alimentarias. En este caso nuestro organismo no ha sido capaz de digerir alguna sustancia y al ser estas demasiado grandes para atravesar el tubo digestivo se quedan en la luz, el espacio entre las paredes, y el organismo no tendrá más remedio que expulsarlo. Alguno de los casos más comunes son la intolerancia a la lactosa o al gluten.
- Otro caso muy habitual, sobre todo en personas con alguna enfermedad que requiera de muchos medicamentos, es la ingesta de fármacos. Tomar antibióticos, laxantes, o un exceso de pastillas en general, también puede favorecer la aparición de diarrea.
- Finalmente, existe otra serie de consecuencias derivadas de patologías, enfermedades e intervenciones médicas que, como efectos secundarios pueden, o no, generar episodios de diarrea, sin una causa aparente.
Remedios para la diarrea
Ahora bien, existen muchos remedios que podemos tomar aparte de los médicos, para los casos graves, y los remedios preventivos (dieta variada, consumo de líquidos...) que nos pueden ayudar a superar un mal momento.
- Suero casero. En un recipiente con agua, agrega 2 cucharadas de sal, 2 cucharadas de bicarbonato y una de azúcar. Esto te dará como resultado un remedio en forma de suero para reponer líquidos y sales.
- El té de manzanilla. Usado desde tiempos inmemoriales, tiene cualidades antiespasmódicas y anti inflamatorias. Sera un remedio para aliviar los síntomas, no la propia diarrea.
- Agua de arroz. Literalmente, utiliza el agua que has usado para hervir el arroz como un suero. Asienta el vientre, hidrata, tiene vitaminas y minerales y almidón, así como ausencia de gluten. Es un remedio ideal.
- Añade jugo de limón al agua. El limón es digestivo, y normaliza el flujo ácido. Dos limones por litro de agua, una pizca de sal y otra de azúcar y tendrás un perfecto remedio casero.
- Sopa de zanahoria. En caso de que te cueste comer algo sólido, la sopa de zanahoria te ayudara a reponer líquidos y una cantidad increíble de minerales: sodio, potasio, fósforo, calcio, azufre y magnesio.
- Quizás este no sea el remedio con mejor sabor de todos, pero el ajo machacado, sin piel, con azúcar moreno y preparado en infusión, dos o tres veces al día tiene propiedades fungicidas y anti bacterianas debido a un ingrediente llamado alicina que combate estos microorganismos.
- Simple y sencillo, aumenta la ingesta de plátano. El alto contenido de potasio te ayudara y en caso de ser maduros mejor, pues ayuda a endurecer las deposiciones.
- Para compensar la infusión de ajo, la cascara de naranja es el remedio más popular. Contiene fitonutrientes y flavonoides. Te ayudará a hacer la digestión, compensar la acidez de estómago y reducir las flatulencias tan peligrosas durante la diarrea.
Finalmente si estos remedios no te funcionan y notas una deshidratación severa, lengua seca, mareos, poca micción o cansancio agudo. Si las deposiciones vienen con sangre, pus o mucosidad o si además vomitas y no conservas alimentos en el estómago, es momento de acudir al médico ya que puedes padecer una infección severa.
Recuerda los remedios caseros sólo son recomendados para momentos puntuales, en el caso de que transcurridos 2 o 3 días sigamos con estos síntomas hay que ir al médico cuanto antes.