A pesar de lo que suele pensar mucha gente, los hidratos de carbono complejos son esenciales y claves en cualquier tipo de dieta.
Te van a aportar mucha energía y tienen un poder saciante bastante alto por lo que no tendrás los temibles arrebatos de hambre. La forma de cocinar los citados hidratos es clave a la hora de evitar un exceso de calorías que después pueden pasarte factura en forma de kilos.
Cómo debes cocinar las patatas
La forma de cocinar las patatas va a influir en la cantidad de calorías que puedes llegar a ingerir. Acto seguido te comentamos cómo cocinar las patatas para poder disfrutarlas sin tener que preocuparte por los kilos de más:
Las patatas ayudan a saciar el hambre
Según cocines las patatas, te van a saciar más o menos el apetito. No es lo mismo unas patatas cocidas o hervidas que fritas. Ello se debe a que su índice glucémico y varía y la manera que tiene el organismo de absorber los carbohidratos puede ser rápido o lento.
- Si las patatas son cocidas o asadas su índice glucémico es bajo por lo que te saciarán más el apetito. Además de ello son poco calóricas y aportan numerosos nutrientes tales como el potasio o el ácido fólico.
- Si las patatas están hervidas con piel, el índice glucémico es medio y va perdiendo algunos nutrientes que se disuelven en el agua.
- Las patatas fritas o trituradas para puré, tienen un índice glucémico alto y por tanto sacian mucho menos que las asadas o cocidas.
Cómo cocinar la pasta
La forma en la que vas a cocinar la pasta también va a influir en como la asimila el organismo y si es más o menos calórica.
Si decides cocer al dente la pasta debes saber que se digiere más lentamente y ayuda a saciar más el apetito. Además de ello aporta muchas menos calorías que si la cueces más tiempo.
En el caso de que optes por cocerla más de la cuenta, se digiere mucho más rápida y por tanto engorda más. En un caso como en otro es muy importante el ponerla en agua fría al terminar de cocerla. Con ello vas a conseguir que el organismo absorba el almidón de una manera lenta y no causar un aumento de la glucosa en la sangre.
Lo que debe quedarte claro es que si buscas que la pasta te engorde menos, debes optar por tomarla siempre al dente.
Qué ocurre con el arroz
Lo mismo que ocurre con las patatas y la pasta va a ocurrir con el arroz. Si lo que quieres es reducir las calorías del propio arroz, debes cocerlo y acto seguido refrescarlo bajo el grifo del agua fría. Con ello vas a romper el grado de cocción y se digieren de una manera más lenta. Lo ideal sería dejarlo enfriar y acto seguido meterlo en la nevera.
Como has podido ver, no hay nada malo a la hora de tomar carbohidratos complejos, siempre y cuando sepas como cocinarlos. La manera de elaborarlos y cocinarlos van a influir sobremanera en si engordan más o menos y en las calorías que pueden aportar a tu organismo.